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viernes, 13 de abril de 2012

ÉL CUIDA A LOS SUYOS



Lectura: Salmo 145:8-21.
"Jehová guarda a todos los que le aman..." Salmo 145:20

Una niña que viajaba en tren por primera vez oyó que tendría que cruzar varios ríos. Cuando pensaba en el agua, se sentía perturbada y tenía miedo. Pero cada vez que el tren se acercaba a un río, siempre había un puente que le permitía atravesarlo con toda seguridad.

Después de pasar sin problema por varios ríos y corrientes, la niña se recostó en su asiento dando un suspiro de alivio. Entonces, miró a su mamá y dijo: "Ya no estoy preocupada. Alguien ha puesto puentes en todo el camino".

Cuando nos enfrentemos con aguas profundas de tristeza, nosotros también descubriremos que Dios, en Su gracia, "nos ha puestos puentes en todo el camino". Así que, no tenemos que sumirnos en la desesperanza y la ansiedad. De maneras deleitosas, aunque muchas veces inescrutables, Él proveerá lo que haga falta y nos ayudará a atravesar todas nuestras dificultades, hasta llegar al otro lado. Aunque no entendamos cómo suplirá nuestras necesidades, podemos estar seguros de que proporcionará la forma de hacerlo.

Los que han entregado sus circunstancias a Dios pueden exclamar con el salmista: "Justo es Jehová guarda a todos, y misericordioso en todas sus obras. Jehová guarda a todos los que le aman..." (Salmo 145:17,20).

En vez de preocuparnos por lo que nos espera, podemos confiar en que el Señor estará presente para cuidarnos.

Reflexión: Donde Dios guía, también provee.

lunes, 9 de abril de 2012

LA ESPERANZA DEL AMANECER



"Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol" Marcos 16:2

Imagina lo que sería si nos acostáramos una noche sabiendo que el sol no saldrá a la mañana siguiente. Piensa en el frío, la oscuridad sin fin, las inevitables garras de la muerte que, poco a poco, recorrerían toda la tierra. Las plantas secarían, las flores se marchitarían, los árboles morirían y todo lo que vive perecería por falta de luz solar.

Pero ¡bendito sea Dios! El sol sale todos los días; su cálida luz, que da vida, inunda la tierra. A la "muerte" de una puesta de sol le sigue la "resurrección" del amanecer del siguiente día, y nuestra esperanza se renueva. Todas las mañanas, los rayos solares nos recuerdan que la larga noche del pecado y de la oscuridad darán paso al día eterno en el cielo.

Más segura que la salida del sol por la mañana es la certeza de nuestra resurrección en Jesucristo. La oscura noche de la muerte cayó sobre Él y Su cuerpo sin vida fue puesto en la tumba. ¡Pero resucitó! Y en  Su resurrección está la promesa de nuestra vuelta a la vida. El apóstol Pablo declaró: "En Cristo todos serán vivificados" (1 Corintios 15:22).

La próxima vez que veas salir el sol y mires sus rayos que iluminan el cielo de la mañana, deja que tu corazón se llene de esperanza. ¡Es un recordatorio de la certeza de tu propia resurrección!.

Reflexión: La resurrección de Cristo garantiza la nuestra.

«SALA DE CHAT»